El buen trabajo del equipo se vio reflejado, también, en que César Taborda pudo terminar con su arco en cero. El principal déficit del equipo en lo que va de este torneo quedó solucionado.

Anoche, San Martín comenzó a corregir un punto esencial para un equipo que quiere ser protagonista. Además, supo cerrar el partido una vez que sacó la ventaja.

Si bien Estudiantes casi no inquietó a la defensa de San Martín, la dupla Moreira-Oliver se entendió a la perfección. También fue el mejor partido en la zona defensiva. Los movimientos en la última línea fueron precisos y los relevos, exactos. Al igual que contra All Boys, se vio que al ex marcador central de Independiente le sienta mucho más cómodo jugar de primer zaguero.

El buen rendimiento esta vez duró todo el encuentro. A diferencia del resto de los juegos, donde el equipo sólo “jugaba” 45 minutos, San Martín hizo lo que debe hacer: no dio por perdida ninguna pelota. Ni la ventaja tranquilizadora con la que se fue al descanso le hizo bajar la intensidad a su juego. Además, demostró que, si se lo propone y ratifica el nivel que demostró anoche, está en condiciones de ser protagonista.

San Martín jugó concentrado de principio a fin. A diferencia de otros duelos, esta vez dispuso una presión asfixiante que no lo dejó vivir a Estudiantes. La velocidad y la dinámica fueron sus mejores armas. Jugó a uno o dos toques e impuso vértigo en los metros finales de la cancha. Esta actuación fue de lo mejor que se le vio en la B Nacional. El equipo apareció en el momento justo, para que la fiesta sea completa.

El equipo encontró en Matías Catalán un arma clave de mitad de cancha hacia adelante. El lateral derecho no sólo aporta en la contención. Desde el arranque del campeonato demostró que es un jugador que sabe bastante con la pelota en los pies; tiene dinámica y una buena precisión en los centros. Al igual que en los tres goles contra All Boys, le puso el balón en la cabeza a Quiroga.

De mitad de cancha hacia atrás, el “Santo” no sufrió como lo venía haciendo. Abregú se hizo dueño del medio y, el equipo en general, achicó bien los espacios. Estudiantes no pudo mover la pelota tranquilo en ningún

momento. Los primeros defensores fueron Acosta y Quiroga. San Martín recuperó siempre la pelota rápido y le dio fluidez a su juego.

ANALISIS

Con bombos y platillos

En el día del cumpleaños 107 de San Martín, el equipo se calzó su mejor traje, aportando para que la fiesta sea completa en La Ciudadela.

Diego Cagna se transformó en un “DJ” de lujo. Puso en cancha un equipo que aportó música para que el festejo no pare ni un segundo. El “santo” movió la bola de principio a fin, al ritmo de los bombos y los platillos.

Con un Matías García que encontró su lugar en el “mundo San Martín” -jugó en su posición natural-, el equipo manejo el duelo desde el minuto cero. Maniató a su rival, lo obligó a equivocarse y cuando tuvo la pelota, le apareció el apetito voraz de esos equipos que saben lo que quieren.

Lateralizó la bola para desarmar el doble vallado defensivo que propuso el visitante e hizo bien vertical el juego cuando la situación lo ameritaba.

Matías Catalán, Diego Bucci y Leonardo Acosta fueron los mejores laderos para el ex Gimnasia La Plata. Entre los cuatro, generaron el fútbol que tanto necesitaba San Martín.

El “Santo” tuvo un festejo completito, ahora debe ratificar un nivel que, de extenderlo en el tiempo, puede llevarlo bien lejos.